Monday, January 30, 2012

Una semana después...

¿Cómo es posible que ya tenemos una semana en casa?  Parece sólo ayer que estábamos en Cuba, y ¡extrañamos a La Habana!

Después de estar aquí una semana, varios detalles se nos destacan.  Primero, carros y computadoras.  La modernidad no ha llegado a Cuba.  Muchos carros son de los años 50.  Nadie tiene internet en casa, y pocos tienen computadora.  Algunos jóvenes tienen el teléfono celular, pero no se ve la cantidad de aparatos electrónicos que tenemos en los EE.UU.

Segundo, el sistema de moneda. El cubano recibe el sueldo en pesos cubanos, la moneda nacional. Supuestamente, el cubano vive con la moneda nacional, usando el peso que tiene el valor de 4 centavos del dólar EE.UU.  Además, hay tiendas para extranjeros donde la única moneda aceptada es el CUC, el peso convertible (a otras monedas).  Como turistas, cambiamos el dólar al CUC, que tiene el valor de un dólar (menos el impuesto de cambiarlo).  Una moneda para el cubano, otra para el extranjero.  El problema es que cada vez más productos sólo se venden en las tiendas de CUCs, y son productos muy caros para el cubano.  No sólo son artículos de lujo, sino artículos cotidianos, como el papel higiénico.  Para nosotros, los turistas, no hay ninguna inconveniencia.  Para los cubanos, sí hay.

Tercero, la escasez de todo.  La gente no tiene las cosas materiales que tenemos, y hay falta de muchas cosas esenciales.  La gente gasta el 80% de sus ingresos en la vivienda y la comida, y no hay dinero para los lujos aun si estuvieran disponibles.  La ropa es cara, los zapatos más caros.

Cuarto, nos impresionó la belleza.  De la belleza natural, más me acuerdo de la puesta del sol desde el Malecón y la salida del sol en el Valle de Viñales. De la belleza de la arquitura, es inolvidable El Morro, e impresionantes los edificios antiguos renovados.




Quinto, vimos muchas veces la fuerza inventiva del pueblo cubano.  Cuando hay necesidad, la gente inventa para solucionar el problema.  Abundan los problemas:  la falta de ingresos, la falta de carros nuevos, etc. Hay problemas económicas.  En cuanto a los carros, todo cubano parece ser mecánico para componer (y recomponer, y recomponer de nuevo) el carro antiguo.  Y para solucionar la falta de ingresos, la gente inventa productos para vender.  Un joven identificó el mercado (los turistas que tienen interés en los carros antiguos), halló la materia prima (latas de aluminio), e inventó su producto:  carritos del estilo viejo hechos de las latas de aluminio con rueditas de madera.  Es decir:  Demanda + oferta = el nacimiento del capitalismo cubano. Otro ejemplo de la chispa inventiva es la música.  En muchos restaurantes (para turistas) hay grupos de músicos.  No sé si reciben sueldo o no, pero siempre venden CDs de su música o piden una propina.

Y, lo más importante:  el pueblo cubano.  A pesar de todos los problemas, los cubanos no han perdido la chispa de la vida.  En las palabras de Nicolás Guillén,
     gritan, sueñan, lloran, cantan.
     Sueñan, lloran, cantan.
     Lloran, cantan.
     ¡Cantan!


A fin de cuentas, a pesar de los problemas y la escasez de todo, ¡Cantan!  No sólo "cantan" en cuanto a la música que escuchamos en muchas partes, sino también en su actitud de sobrevivir a pesar de los problemas.

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