Thursday, January 26, 2012

Los últimos días del viaje

El jueves por la mañana salimos del Hotel Presidente bien temprano para viajar a la provincia de Pinar del Río.  Salimos en nuestro autobús como siempre, hacia el oeste, pero en una hora el autobús tuvo problemas.  Se descompuso.  Ernesto (el chófer) logró arrancarlo, y en unos kilómetros más ocurrió otra vez.  Allí estábamos, al lado de la carretera.  Vino otro autobús con un grupo de turistas de la República Checa, y el chófer y un checo (ingeniero) nos ayudaron.  Seguimos hacia el este, rumbo a la comunidad Las Terrazas.  Entrando en el pueblo, se nos descompuso definitivamente.  Caminamos un poco, abandonando al pobre Ernesto con el autobús.  Conocimos (caminando) la casa de Polo Montañez (un cantante famoso), la casa de un pintor reconocido, y al fin, un lugar para tomar un café.  ¿Hemos mencionado que el café cubano es sabrosísimo??  Algunos tomamos el café regular (de estilo cubano), otros el café con hielo, y otros el capuccino.  Un detalle: después de preparar el capuccino, el señor puso un círculo de plástico (con un diseño cortado en él) en cima de la taza y sacudió chocolate en polvo sobre la taza.  Al quitar el plástico, vimos el diseño de Che (Guevara) en el capuccino:



Mientras tomábamos el café, vino Ernesto con una gran sonrisa:  ¡había compuesto el autobús! Algo de un filtro que estaba detrás del primer filtro ... No sabemos exactamente qué hizo, pero no tuvimos más problemas.

Después vimos el pueblo de Las Terrazas.  Empezó como un proyecto para ayudar a las familias que vivían en pobreza en las montañas allá.  Los alumnos universitarios construyeron los edificios:  casas, departamentos, escuela primaria y secundaria, biblioteca, etc;  las familias de la región cambiaron para vivir allá y empezaron una comunidad que produce todo lo que necesita:  una comunidad de autoabastecimiento.  Es un lugar lindo y tranquilo.

Después de conocer Las Terrazas, seguimos al Valle de Viñales, un parque nacional.  En el parque hay una serie de "mogotes," formaciones geológicas que son colinas de piedra de cal que suben de la nada.  Es un lugar precioso y la mejor vista se encuentra en el hotel nuestro, Los Jazmines.  La vista por la noche era buena, pero el otro día al amanecer, era una vista súper chévere.


El viernes:  Había neblina en el valle, todo blanco, y al salir el sol pude ver las palmas reales, las casas y las casas de tabaco.  Era una escena sumamente impresionante.

El viernes, el Valle de Viñales:  

La casa de tabaco, con el bambú y el framboyán (el árbol con las flores rojas):


Después, desayunamos y  salimos del hotel para ir a una plantación de tabaco.  Vimos el proceso:  sembrar las semillas en los viveros, luego trasplantar las plantas en el campo, luego cortar las hojas para secarlas y prepararlas para la fermentación, y después los puros mismos.  Un hombre hizo una demostración de torcerlos.  ¡Muy interesante!
 El tabaco se cuelga para secarse.


Pasamos por la pequeña ciudad de Viñales.  Compramos dulces (¡sabrosísimos!) en una tienda, y compramos fruta en la plaza.  Compramos --y comimos-- papaya en la plaza.  (Pero en Cuba no se llama "papaya" sino "fruta bomba".)

Después fuimos a la Cueva del Indio:  es una cueva dentro de un mogote donde los indígenas se escondieron en los días de los conquistadores.  Entramos, pasamos por unos lugares estrechos, luego subimos a unas lanchas en el río para traspasar el mogote.  Salimos en el otro lado del mogote.

Después fuimos a almorzar en el Palenque del Cimarrón,  un restaurante que sirve la comida criolla (típica) en palenques (chozas típicas de los del campo) como si fueran de los cimarrones (esclavos escapados).  Unos afrocubanos bailaban y tocaban la música afrocubana.

Luego subimos al autobús y regresamos a La Habana para la cena de despedida.  Fuimos al restaurant La Bodeguita del Medio (el restaurante favorito de Ernest Hemingway) para cenar. 

El sábado por la mañana nos despedimos del grupo, pero también pasamos tiempo con la familia de unos amigos cubanos de nosotras.  Era muy interesante hablar con ellos sobre la vida cotidiana del pueblo cubano de hoy.  Dijeron que hay mucha escasez, especialmente de ropa.  Dijeron que la vida es dura:  no tienen muchas de las "cosas"  que todos tenemos en los EE. UU.  Visitamos un rato, y explicó que tuvo que regresar a casa ese mismo día.  Y ¿cómo iba a regresar?  Primero, tuvo que ir a la estación de autobuses para poner su nombre en la lista de espera para el bus a la ciudad más cercana.  Cuando llamaran su nombre, subiría al bus. Llegando a la primera ciudad, tendría que tomar el "camión" a la ciudad donde vive, como a 30 kilómetros.  Pero la palabra "camión" no tiene el mismo significado que tiene en México.  En Cuba ahora, significa un camión grande, abierto detrás, donde la gente viaja de pie.  De pie.  Porque nadie tiene su propio carro, y el taxi cuesta mucho.  Así que viajan por camión que de verdad es camión.

Después de la visita con los amigos, nosotras dos fuimos al mercado de artesanías.  Una maestra vio--y compró--un carrito hecho por el joven que lo vendía en la calle.  Y ¿de qué lo hizo?  De una lata de aluminio, una lata de cerveza, con las "ruedas"  de madera.  No le costó nada -- sólo el tiempo.  Y la foto del carrito se debe titular "El nacimiento del capitalismo"  porque así fue:  el joven vio el mercado--los turistas--e inventó la ofrenda.  Demanda+ofrenda=capitalismo.

También el sábado por la tarde fuimos al Museo de la Revolución para ver la Granma.  La Granma es el yate que usó Fidel para cruzar desde el Yucatán (México) a Cuba para empezar la guerrilla que culminó en la Revolución el primero de enero de 1959.  La Granma está detrás del Museo en un edificio de vidrio.

Luego fuimos a nuestra "casa particular."  Pasamos las noches en hoteles con el grupo, pero como habían salido, buscamos una casa particular para la última noche.  La camarera del hotel nos ayudó a encontrar una casa bien ubicada, cerca del Museo de la Revolución, donde pagamos 35 CUCs.  La familia también va inventando el capitalismo cubano:  reconocieron el mercado (la falta de habitaciones para el turismo) y proveyeron la oferta (las habitaciones privadas.)  En este caso, la familia tenía la casa de un sólo piso, pero bien ubicada.  Ellos mismos construyeron el primer piso arriba, con dos habitaciones y el baño, para alquilar. Nos gustó la habitación y la familia nos atendió super bien.

El domingo:  Por la mañana la familia nos sirvió el desayuno, y hablamos de nuevo de las escaseces.  Nos dijeron que no hay leche de verdad en el mercado, y hay leche de polvo sólo para las familias que tienen un bebé de 2 años o menos.  ¿Carne?  "Invisible,"  dijo el señor.  En todo, nos atendieron muy bien, y lo pasamos bien chévere.

Un amigo nuestro pasó por la casa para despedirse (porque la despedida es sumamente importante en Latinoamérica), y luego fuimos al aeropuerto en un taxi.  Rumbo al aeropuerto pasamos por la Plaza de la Revolución para sacar fotos de las grandes imágenes de Che y de Camilo, dos héroes de la Revolución Cubana.

A la izquierda:  la imagen de Che Guevara.  A la derecha:  Camilo Cienfuegos.

Llegamos al aerupuerto, pagamos el impuesto de salir del país (25 CUC = $25), y salimos para Cancún.  



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